Siguiendo con la idea de nuestro ser
cognitivamente conservadores, leemos a Carlos Gómez que explica1
que, de acuerdo con Freud, uno de los motivos por lo que parte de los
contenidos psicológicos quedan relegados a lo inconsciente es la
incapacidad de asumirlos en nuestra consciencia. Y parte de esta
incapacidad viene de la incompatibilidad de incorporar dichos
contenidos a nuestra visión del mundo.
En esa camisa polvorienta y mal cortada
estamos, según parece, cómodos, seguros, protegidos. Tanto que si
el mal corte no nos deja hacer cómodamente un movimiento, nos
negamos a hacerlo. Para no estar desnudos, claro, para no temblar, no
no mostrar el cuerpo, no sufrir. Para no cambiar.
Esa camisa polvorienta que heredamos y
recosimos, lleva en el lote de la heredad tanto tiempo que ya nadie
parece saber para quién se hizo, que sastre la cosió ni cómo era
la tela antes de ajarse.
No queremos estar desnudos. Y estas
razones nuestras, mal cosidas, nos van dejando inmóviles. Cubiertos, sí, púdicos
y limpios. Inmóviles: escasamente vivos.
1Carlos
Gómez. Freud y su obra. Madrid: Madrid, Biblioteca Nueva;
Asociación Psicoanalítica de Madrid, 2002.
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