miércoles, 8 de mayo de 2013

Ser conservador


Hay por ahí investigaciones psicológicas y psico-sociales que apuntan a una tendencia conservadora de las pautas de racionalidad humana. En esta redacción, por razones que ahora no vienen al caso, hemos estado dándole alguna vuelta al tema , y hemos llegado a dos aproximaciones - no lo llamamos conclusiones porque estamos lejos de concluir nada - que son las siguientes.
Por una parte, el uso de nuestras capacidades cognitivas parece terriblemente limitado, por otra, tenemos una tendencia conservadora (en el plano cognitivo, sí, pero no sólo). 

Hablamos de la limitación del uso para referirnos no sólo a lo limitado de las capacidades cognitivas, sino a la carencia de un esfuerzo sistemático por ponerlas en juego. Tanto el estudio de los sesgos psicológicos como de los prejuicios muestran como, en repetidas ocasiones, los errores de apreciación y juicio se cometen en contextos en los que se podía haber evitado (en esta línea, nos parece especialmente representativo un ejemplo de Kahneman1 en que cuenta como un colega de universidad, especialista en estadística, comete el mismo error de apreciación de datos estadísticos que cometen la mayor parte de los sujetos no expertos de los experimentos), lo que sugiere un desinterés antropológico – si se nos permite llamarlo así – por el adecuado razonamiento, en favor de la aplicación rápida de juicios que apelan a criterios estereotipados.

La tendencia conservadora se observa en la tendencia a resistir el cambio de criterios y creencias y a juzgar los nuevos datos y experiencias de acuerdo a aquellos conocimientos que hemos obtenido en experiencias anteriores; así, muchos de los sesgosque desvirtúan nuestro razonamiento, consisten en aplicar una preferencia por mantener intactas las estructuras de creencias. Este aspecto, que ha sido analizado por diversos autores, podría llevarnos a especular con la existencia de condicionantes evolutivos que conviertan a la raza humana en una especie conservadora, pero, a falta de más investigación al respecto, es más factible apuntar a factores sociales, psicológicos y políticos.

¿Será entonces que somos, ay, torpes, perezosos y conservadores? Y más aún ¿alguién cree que se puede ser torpe, perezoso, y conservador, en el plano cognitivo, y comportarse decentemente, en el plano de la acción ética o política?

1Kahneman. Pensar rápido, pensar despacio. Madrid: Debate, 2012

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