domingo, 30 de junio de 2013

La fantasía de la individualidad, Almudena Hernando

Almudena Hernando es una especialista en prehistoria y una antropóloga feminista que, en 2012, publica una obra breve, con la cualidad de ser absolutamente legible, en la que aborda dos cuestiones fundamentales: la motivación antropológica y social de la discriminación de género y los orígenes de la hipertrofia de la razón, que, en su planteamiento, está indisolublemente ligada a la primera cuestión. En relación con lo primero, y aunque en algunos pasajes se eche en falta una mayor justificación de la distinción entre razón y emoción, Almudena Hernando una descripción brillante y ágil de las bases de la discriminación patriarcal y de los mecanismos que permiten que esta discriminación se invisibilice. No es poco, en un entorno como el nuestro, en el que el pensamiento hegemónico ha sido capaz de ocultar las diversas formas de dominación bajo un manto espeso de consumo e imagen. 

En relación con lo segundo, la hipertrofia de la razón como fuente del poder que produce las relaciones de subordinación, habría que apuntar que se trata de un tema que tiene una estrecha relación con la crítica de la razón, asunto muy trillado en la discusión filosófica, pero Hernando aporta una "perspectiva arqueológica" y también feminista que le permiten desvelar algunos factores nuevos, fundamentalmente el vínculo entre racionalización, abstracción y dominación. La crítica a la razón que se pretende universal y objetiva, y que se hace expresamente dominante - especialmente - a partir de la Ilustración, lleva a la autora a afirmar que sólo desde la superación de ese ideal de la razón se puede construir una sociedad igualitaria. 

Y sin embargo, la razón, no sólo la razón en abstracto, sino también el modelo de razón que históricamente ha existido, ha estado en la génesis de los ideales ilustrados, de las revoluciones francesa y norteamericana, de los procesos emancipatorios en Sudamérica, del marxismo y cualquier forma de izquierda crítica y, en fin, de casi cualquier proceso liberador que se haya producido en occidente en los úiltimos dos siglos. Sin tener nada que objetar a la crítica de Almudena Hernando, tal vez sería deseable plantear una alternativa que no pase por superar la razón, sino que trate de reciclarla, incoroporando lo emotivo para articular un pensamiento más flexible y menos orientado al dominio, pero sin desechar su potencial liberador y generador de justicia.

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