lunes, 29 de abril de 2013

Responsabilidades lejanas

A propósito del desastre de la fábrica textil de Bangladesh, escribe nuestra compañera Ruth Adsuar en una red social: 
La tragedia de Bangladesh tendría que hacernos pensar en nuestro modelo de consumo. Hay culpables pero todos somos responsables.
Y acierta de pleno, o eso nos parece. No es lugar para recuperar las causas aristotélicas - ni estamos capacitados para hacerlo - pero esto nos lleva a pensar en una separación compleja entre el responsable directo de una acción y aquel que, sin participar directamente, no evita, o incluso actúa de tal forma que permite perpetuar el daño. Riechmann* - en nuestro entorno, pero también otros muchos filósofos - reflexiona sobre esto al tratar su programa ético, al calor de un tema que ha venido siendo central para la ética ecológica y para la ética sin adjetivo: el desbordamiento de las consecuencias de la actividad humana. Citando aquello de que hay que tener cuidado con lo que se desea porque frecuentemente se consigue, el ser humano ha llevado tan lejos su capacidad de actuar sobre el entorno que actualmente posee la capacidad de instrumentalizar a la naturaleza hasta niveles impensables; por ejemplo, hasta erradicar especies o agotar recursos en unas décadas. Dónde había dodos ya no los hay: no los busquen, porque este animal ya no existe

No vamos a entrar en la discusión sobre la importancia de la extinción de seres vivos - que conste que en esta poblada redacción nadie lo duda - pero tendrán que reconocer que el impacto cambia cuando cuestiones como la de Bangladesh nos hacen ver que el entorno que el hiper-desarrollado primer mundo domina incluye también seres humanos. La moda que consumimos no sólo esquilma espacios naturales, emite contaminantes, agota las fuentes de recursos, además, se nutre del trabajo esclavo de otros. 

A esos otros, tan lejanos ¿cómo incluirlos en nuestra vida, en nuestra ética? Volvemos a Riechmann para recuperar un concepto muy valioso, el de moral de largo alcance: la que abarca todas las repercusiones posibles de un acto. Y, si se nos permite la impertinencia, añadámosle una coletilla: tal vez lo que necesitamos es acortar espacios, a lo mejor es que nuestra ética no llega tan lejos.

*Riechmann. Un mundo vulnerable. Madrid: Catarata, 2000.

4 comentarios:

  1. Mientras los gobiernos de los países "desarrollados" se dotan de leyes que mantienen tranquilas la mayoría de las conciencias, permiten que las empresas fabriquen sus productos en zonas donde no aplica ningún tipo de ley y, además, hacen de esas empresas abanderadas de la modernidad del país. Es un juego sucio, perverso y de consecuencias trágicas. La opacidad del sistema lo permite (subcontratas y más subcontratas tapan la realidad), pero de nosotros depende mirar más allá de la etiqueta. Confío en que como sociedad seamos capaces de hacerlo.

    Y gracias por la mención :) .

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    1. Suelen llamarlo "cooperación al desarrollo", y no engañan, porque al fin y al cabo no dicen que quieran desarrollar los países pobres. Realmente, son realidades demasiado complejas para una atención demasiado escasa.

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  2. Uno de los grandes problemas es que se ha categorizado a las personas en dos clases: las que su vida merece la pena y las que no. Así, parece lícito que algunas personas se dediquen a trabajar horas y horas para que aquí todo el mundo pueda ir a la última moda por un módico precio, y es más, nadie va a llevar un vaquero ancho cuando se llevan pitillo aunque para eso gastemos dinero cada temporada a costa de la vida de unas cuantas personas de otros países a las que no vemos ni conocemos. La realidad es que si fuera nuestrxs hermanxs, hijxs, amigxs los que trabajan en esas condiciones nos escandalizaríamos, todos dejamos de comprar en la tienda en la que han maltratado a alguien conocido, pero en cambio seguimos consumiendo marcas que maltratan, explotan y asesinan a miles de personas cada año. ¿No es preferible vestir un poco peor, tener menos ropa si con ellos contribuimos a mejorar las condiciones de vida de muchas personas? ¿Cuántxs huérfanxs, viudxs, etc vamos a dejar por nuestros caprichos? En fin, la réplica al modelo de consumo es sin duda interminable... genial post.

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  3. Gracias! Y totalmente de acuerdo: de ahí la cuestión de ampliar el "alcance" de la ética, para no comportarnos de forma inmoral con aquellos a quienes no vemos. El sistema capitalista, por otra, es un auténtico experto en invisibilizar, y nosotros, consumidores de vaqueros pitillo no parecemos dispuestos a afrontar lo que nos ocultan.

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