Así, como quien está inquieto y se
revuelve, y, entre los límites que observa, grita, se enerva y se
sacude, quisiéramos hablar, con voz confusa, en el esfuerzo por
salir de esta - culpable - minoría de edad que se prolonga.
Este cuaderno de apuntes sobre política pretende, modestamente, muchas cosas, y las pretende modestamente porque conoce el hecho imposible de conseguirlas en su totalidad, pero también la ventaja y el logro que significa, aún así, intentarlo. Su origen está en un puñado disperso de notas sueltas que surgieron a propósito de ciertas lecturas; el lector no debe por tanto esperar gran cosa - y seguramente no lo hace. Esas notas a partir de libros no dejan de ser un modo sumarísimo de recoger y apuntar ideas. Como bien sabrá el lector, las ideas que no se anotan, se pierden, y las que se anotan, bueno, escritas quedan: en el mejor de los casos, podrían servir para algo, por ejemplo, para seguir escribiendo, leyendo, actuando, para posicionarse, para provocar o sacudir, para recordar algún dato ya olvidado. En el mejor de los mejores de los casos, para provocar una sensación de acuerdo en torno a algo políticamente nuestro.
Este blog pretende reivindicar varias cosas; entre ellas: la insistencia en lo obvio, es decir, el recuerdo de las cosas evidentes que a veces, por su propia evidencia, dejamos de decir. Muchas veces decir algo nuevo es inventar la pólvora con palabras espectaculares, y decir lo obvio es llamar la atención, una vez más, sobre lo verdaderamente relevante.
En cualquier caso, como las
posibilidades de éxito son mínimas, nos proponemos aliñar la
mezcla con más sabrosos ingredientes: algunos enlaces sobre medio
ambiente, notas sobre el tan traído, llevado y maltratado comercio
justo (¿cómo ha podido el comercio convencional llegar a ser tan
injusto que justo pase a ser un calificativo determinante para
una clase de comercio no convencional?) y diversas referencias a
prensa de esa que a veces cuesta encontrar pero que nos sorprende y
nos consuela, y hasta permite lamerse las heridas causadas por El
País, El Mundo y demás periódicos de esa especie.
Antes de continuar, nos vemos
obligados a llamar la atención sobre un asunto de extrema
importancia: las páginas que aquí vayan surgiendo pueden estar
terriblemente desfasadas. Sus autores podrían llegar, dadas las
circunstancias, a añorar a Aristóteles, a compadecer a Sócrates, a
insultar a Hobbes con rancia inquina o recordar las asambleas de las
tribus pre-estatales. No hagan caso: son ñoñerías, bagatelas,
caprichos de rebeldía afectada provocados sin duda por la obsesión
de negarse a aceptar el estado de las cosas. Esto es : enfados,
camuflados en forma de reflexión, motivados por la negativa a
aceptar la realidad que nos rodea.
Deseo un ancho público para esta plaza.
ResponderEliminarMe ha gustado tu reivindicación de "lo obvio oculto", como cuando alguien cambia de sitio sin avisarte el chisme ese del salón, y al verlo descolocado te das cuenta de que ese chisme existía y había estado delante de tus narices durante años...